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IMPORTANCIA HISTÓRICA

El Puente Bizkaia es uno de los grandes monumentos de la Revolución Industrial y uno de los pocos supervivientes representativos de aquella era. Durante la segunda mitad del siglo XIX el hierro era considerado el más poderoso símbolo del progreso de la Historia, era el material con el que se construían las máquinas, los barcos, los ferrocarriles, las grandes cubiertas y las torres como la de Eiffel, las enormes salas de Exposiciones Universales y, sobre todo, los nuevos puentes de Europa y América cada vez más esbeltos y audaces.

 

A finales del siglo XIX, la ría de Bilbao vivió la Revolución Industrial como un periodo de extraordinaria actividad económica, vinculado a la explotación masiva de un rico filón de hierro de más de 25 kilómetros de longitud en las minas de Vizcaya. Era el mismo mineral con el que España había transformado a los pueblos de su imperio colonial en el pasado, pero ahora sometido a exportación y elaboración industrial, y dio lugar a un asombroso florecimiento de compañías mineras, sociedades navieras, empresas siderúrgicas, bancos, etcétera.

 

El Puente Vizcaya fue considerado desde el primer momento como el arco del triunfo de esta naciente civilización industrial.

Su diseñador, Don Alberto de Palacio, también era conocido por su participación en la construcción del Palacio de Cristal del Parque del Retiro, en Madrid. El ingeniero francés Don Ferndinand Joseph Arnodín se hizo cargo de la construcción de la obra. y el empresario textil bilbaíno Don Santos López de Letona fue el principal financiador del proyecto.

 

Cuando se construyó se consiguió facilitar las comunicaciones entras las dos pequeñas poblaciones sin interrumpir la navegación; Portugalete, de orilla rocosa y escarpada y Getxo, baja y arenosa. Fue el resultado de la fusión de dos innovaciones tecnológicas diferentes: la moderna ingeniería de puentes colgantes de cables, desarrollada a mediados del siglo XIX, y la técnica de grandes vehículos mecánicos accionados con máquinas de vapor.

ENTREVISTA CON ROBERTO HDEZ. GALLEJONES, ARCHIVERO MUNICIPAL DE PORTUGALETE:

No obstante, cuando el arquitecto vizcaíno Don Alberto Palacio y Elissague comenzó el desarrollo del proyecto para la construcción de un sistema que uniese las márgenes de la desembocadura del Nervión, realizó un minucioso trabajo, analizando prácticamente la totalidad de las opciones disponibles en la época: transbordador sobre carriles, barcazas y gabarras flotantes y todo tipo de puentes: giratorios, levadizos, basculantes, submarinos, elevados, etcétera.

 

Todos ellos fueron descartados tras su análisis técnico, hasta llegar a la invención del que bautizó como Puente Transbordador Palacio. Su diseño cumplía con todas las exigencias necesarias, esto es, la posibilidad del traslado de pasaje y carga, que no dificultara la navegación, que tuviera un coste de construcción razonable y que garantizara un servicio regular.

 

Comenzó pues la historia de un símbolo. Una maravilla de la ingeniería de su tiempo, un sueño de hierro laminado que, superando su propio pragmatismo vital y las disputas mundanas, se convertiría en el símbolo de toda una comarca, de todo un pueblo.

ENTREVISTA CON EL ALCALDE DE PORTUGALETE; MIKEL TORRES:

Canción que Mikel Torres menciona en la entrevista:

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